¿Sabías que el primer programa informático lo escribió una mujer? Ella introdujo el concepto informático que hoy conocemos como "bucle” y propuso en una publicación la posibilidad de usar máquinas capaces de ser programadas por medio del uso de símbolos, pero las firmaba con sus iniciales AAL para no mostrar su identidad. Su nombre fue Ada Lovelace.
O quizá no eres consciente de que el término ingeniería de software es gracias a una mujer, quién contribuyó al aterrizaje exitoso del Apolo 11 al dedicarse a programar la resolución de problemas de una manera nunca antes vista priorizando tareas cuando aparece un error. Según cuenta Margaret Hamilton, sus compañeros se burlaron de ella cuando utilizó este término hasta que un día un hombre reconocido en programación le dio la razón: “aquel término era correcto y la ingeniería de software una nueva rama de la ciencia”.
A lo largo de la historia, las mujeres han enfrentado obstáculos y discriminación en diversos ámbitos académicos. Muchos descubrimientos y escritos atribuidos a autores "anónimos" o a hombres, fueron en realidad obra de mujeres.
Existen casos dónde se vieron obligadas a vestirse de hombres para poder estudiar y llegar a puestos altos, como el doctor James Barry, que en realidad se llamaba Margaret, logró ser un médico reconocido en las fuerzas militares, siempre con un desempeño sobresaliente con una tasa de recuperación de pacientes muy alta, y su secreto no se descubrió hasta después de su muerte en su entierro.
Incluso en épocas más recientes, no se han reconocido las contribuciones de mujeres a la ciencia. ¿Conoces el ADN? Rosalind Franklin fue una experta en difracción de rayos X y obtuvo imágenes cruciales del ADN que revelaron su estructura helicoidal, lo que le permitía proponer un modelo de la estructura del ADN. Sin embargo, James Watson y Francis Crick utilizaron los datos que ella obtuvo sin informarle, y publicaron sus hallazgos proponiendo una estructura antes que ella pudiera hacerlo.
O también Mileva Marić, la primera esposa de Einstein, una brillante matemática y física con amplios estudios, de quién existen evidencias en cartas y personas cercanas que afirman que colaboró con Albert Einstein en el desarrollo de sus teorías científicas, refiriéndose a "nuestro trabajo", además de mencionarse áreas de conocimiento que estudió de grandes profesores Mileva, pero su contribución fue sistemáticamente ignorada y nunca recibió reconocimiento.
Reflexión
El anonimato cypherpunk por elección propia está genial. El anonimato para poder ser tomada en serio o tener que fingir ser alguien más para poder encajar y recibir el reconocimiento merecido por tu talento es injusto.
Hoy en día las mujeres no nos tenemos que esconder detrás de un pseudónimo masculino para conseguir reconocimiento. Esto no quiere decir que el campo está nivelado. Las mujeres siguen enfrentando desafíos sociales, y es increíble la disparidad de oportunidades en el campo científico. Ha habido más de un estudio que comprueba que el ambiente de investigación favorece a los hombres, incluso en igualdad de conocimiento, talento y experiencia. Sexismo, acoso, desacreditación son también realidades que persisten para muchas en este y otros ámbitos.
Esto tiene que cambiar. Tenemos mucho trabajo por hacer, desde cuestionar los estereotipos y las expectativas con las que educamos a la siguiente generación de niñas y niños, esos que aminoran la confianza de las niñas y les promueve un mayor éxito a los niños.
Una forma fácil de empezar a hacer eso es contando las historias de estas mujeres inspiradoras, las que han logrado superar la adversidad aportando avances en la ciencia. Aquí les traemos dos de esas historias.
Diana Trujillo, hasta el espacio
Diana Trujillo, nació en Cali, Colombia, y hoy es una ingeniera aeroespacial. Desde muy joven, soñaba con las estrellas y con viajar al espacio, y en el colegio su talento para las ciencias la llevó a destacar.
A los 17 años, Diana tomó una decisión valiente: emigrar a los Estados Unidos en busca de su sueño. Llegó a Miami con poco dinero (dicen que sólo 300 dólares) y sin dominar el inglés, pero su determinación la impulsó a trabajar arduamente. Limpió casas por las noches para poder estudiar durante el día en el Miami Dade College. Allí, su pasión por el espacio la llevó a inscribirse en el programa de Ciencias del Espacio.
Su dedicación dio frutos y obtuvo una beca para estudiar Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de Maryland. Durante sus estudios, participó en investigaciones innovadoras, como la detección de fugas de hidrógeno en naves espaciales y el desarrollo de un instrumento para detectar el cáncer de seno en etapas tempranas.
En 2006, Diana fue seleccionada para una pasantía en la NASA, un logro impresionante considerando que solo 18 de más de 3.000 solicitantes fueron elegidos. Su desempeño excepcional la llevó a trabajar en el Departamento de Educación de la NASA y, más tarde, en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) del California Institute of Technology.
En el JPL, Diana ha desempeñado roles clave en misiones a Marte, incluyendo el diseño de la herramienta de remoción de polvo del rover Curiosity. Su trabajo ha sido fundamental para obtener imágenes precisas de la superficie marciana y avanzar en la búsqueda de vida en el planeta rojo.
África Flores, observando desde el espacio
África Flores, originaria de Retalhuleu, Guatemala, es una científica que ha superado innumerables obstáculos para convertirse en una figura destacada en el campo de la teledetección y la conservación ambiental. Su infancia transcurrió en un entorno semi-rural, donde aprendió a valorar la naturaleza y a observar los cambios en su entorno.
A pesar de provenir de una familia de recursos limitados, África y sus hermanos fueron la primera generación en acceder a la educación universitaria. Su dedicación y excelencia académica la llevaron a ocupar el primer lugar en la lista de honor de la facultad de agronomía. Sin embargo, este logro se convirtió en un "martirio" debido al acoso y la discriminación que enfrentó por ser mujer y por su origen social.
Lejos de dejarse vencer, África utilizó estas experiencias como motivación para seguir adelante. Hoy en día, es una científica reconocida a nivel mundial, con un impresionante currículum y un trabajo que abarca diversas regiones del planeta.
A través de la iniciativa SERVIR de la NASA y USAID, África monitorea la salud de bosques, ríos y lagos en la Amazonía, África, el Himalaya, el río Mekong y próximamente en Centroamérica. Además, lidera un proyecto para pronosticar las floraciones algales nocivas en el Lago de Atitlán, un ecosistema vital para Guatemala.
Su trabajo ha sido reconocido con importantes premios, como el de "Hacedoras de Cambio" de National Geographic y Microsoft en 2019. Sin embargo, África no olvida los desafíos que enfrentó y sigue luchando por la igualdad de oportunidades para las mujeres en la ciencia.
Conclusiones
El 8M es una fecha para reflexionar, conmemorando la lucha por las oportunidades, la inclusión, dejar sesgos y prejuicios conscientes e inconscientes. Es un día para reconocer los superpoderes que las mujeres siempre hemos tenido, que están en nuestro interior, pero nos hace falta valorar, aceptar, sacar a flote y tomar nuestro poder de vuelta. Y un día donde los demás pueden informarse un poco más sobre los desafíos que enfrentamos, y cuestionarse sobre su día a día.
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Este artículo fue escrito en colaboración con @anaphant <3