Escoger un solo libro favorito es una tarea casi imposible para mí. Depende mucho de la etapa de mi vida en la que me encuentre, de lo que esté sintiendo o necesitando en ese momento. La verdad, no sé si tengo un único favorito, pero ahora mismo creo que "Los siete maridos de Evelyn Hugo" ocupa ese lugar. Ese libro me fascinó por completo. No daré spoilers, pero trata sobre la vida de Evelyn Hugo, un personaje ficticio increíblemente complejo e interesante. A través de sus memorias, conocemos la verdad detrás de su trayectoria en la época dorada de Hollywood, un mundo lleno de glamour, secretos y sacrificios. Lo que más me cautivó fue la manera en que la autora construye el personaje, su evolución y el impacto de sus decisiones.
Se dice que hay planes para una adaptación en Hollywood, pero, honestamente, no creo que ninguna actriz actual logre encarnar a Evelyn Hugo como merece. No es cuestión de talento, sino de esencia; simplemente no logro imaginar a nadie en su piel. Pero me estoy desviando...
Para mí, un libro favorito es aquel que me sacude, que me llena de emociones, que me hace reflexionar, llorar, amar u odiar la vida. Leo para sentir, para escapar de la realidad, para sumergirme en otros mundos cuando el mío se siente monótono o abrumador. Antes, mi libro favorito era Cien años de soledad. Es una obra magnífica, pero creo que cuando lo leí, a los 14 o 15 años, no tenía la madurez suficiente para comprenderlo en su totalidad. Aun así, me dejó una huella imborrable.
Nunca he sido muy selectiva con mis lecturas. Crecer en el tercer mundo, sin acceso a librerías y con recursos limitados, me enseñó a leer lo que tuviera a mi alcance. A veces eran libros cristianos que regalaban en las iglesias, otras veces los pocos ejemplares donados en la escuela, que solo podía leer en los recesos porque no me los podía llevar a casa. Esa circunstancia hizo que desarrollara un amor incondicional por la lectura: no importaba el género ni el autor, lo importante era la historia y lo que me hacía sentir.
Por eso, nunca dejo un libro a medias. Para mí, como escritora, abandonar una historia se siente como una falta de respeto hacia quien la creó. Es una cuestión personal, una especie de empatía con el esfuerzo que hay detrás de cada página. No soy exigente con mis lecturas; todo lo que caiga en mis manos es bienvenido.
Seguramente, con el tiempo, mi libro favorito cambiará otra vez. Quizá el próximo año tenga uno diferente. Pero eso es lo emocionante de la literatura: siempre hay nuevas historias esperando ser descubiertas, nuevos mundos por explorar. Y mientras eso siga siendo así, seguiré leyendo.