Sábado: Inicia la segunda cohorte Nounish. El primer ejercicio supone pensar un tema que domine tanto que podría dar una charla TED. Les hablo a mis compañerxs del room sobre derechos humanos digitales y tecnofeudalismo, probablemente se convierta en el texto de la primera semana. Más tarde, me quedó pensando sobre qué podría escribir para participar por la entrega más nounish, me encanta ese reto.
Lo dialogo conmigo mismx. La voz interna, esa capacidad de dividir tu mente en tesis y antítesis para decidir o debatir internamente algunas cosas. No todas las personas la tienen, por ejemplo, algunas con un alto puntaje en el espectro autista, sí. Otras, como en mi caso, es una voz cambiante, que adopta el tono, sonido y expresiones de personas cercanas o personajes de ficción. Para escribir este diario escucho dentro de mi cabeza, dictándome cada palabra, la voz de Maxi Guerra.
Él es Uruguayo, productor de Gastropolítica, un podcast donde la historia, música, literatura y las ideas están conectadas a través de la comida. Dentro del mismo, hay una serie de capítulos llamados Dietario Disperso. Han sido mi inspiración para recolectar este diario, conectándolo todo con el sentir nounish.
Domingo: 12 de enero, ya voy aceptando más la idea de que es el 2025, aunque me sigue cuestionando un poco. Antes, creía que el año nuevo era un punto aleatorio en la órbita de la tierra, carente de sentido más que como una simple convención humana. Ahora, sé que hay un evento astronómico al que lo podemos asociar, el perihelio, el punto más cerca al sol en la órbita terrestre. Este año ocurrió el 4 de enero. Así es, está algo desfasado.
Antes de usar el calendario gregoriano, en Occidente, año nuevo se celebraba en marzo, después del equinoccio*, al inicio de la primavera. Empezar el año en esta fecha tenía sentido para las culturas antiguas porque todo florecía de nuevo. Lo veo como una forma muy nounish de empezar el año.
Lunes: Popularmente, el lunes está asociado con un ánimo donde reina el desgano, el peor día de la semana, ese que te pone de frente la realidad. Ir de nuevo al trabajo, asistir a reuniones a veces innecesarias y obligaciones por doquier. Tanto es así, que algunas personas sufren de deuterofobia, miedo a los lunes. Y así no llegues a sentir pánico por el inicio de semana, esa sensación de tristeza y desánimo también tiene un nombre: Mondays blues.
Sin embargo, no tiene por qué ser así, aquí te dejo una lista de tips nounish para sobrellevar esta emoción:
— Hacer un cronograma: cada lunes defino las actividades de la semana, antes, durante y después del trabajo, con tareas tanto laborales como propias, pero también defino los momentos para hacer deporte y para simplemente disfrutar de un compartir social. Hacerlo me da tranquilidad, aunque suene contradictorio, garantiza que mi rutina tenga una variada gama de eventos que hagan que mis días no se sientan aburridos.
— Meditación: en un sentido Oriental, es decir, de liberar la mente del apego a los pensamientos y las emociones; meditar te permite estar en el momento presente, sin estresarte por el futuro o el pasado y tener más claridad mental al momento de enfrentar imprevistos. Siento que cuando logro sacar de mi día unos minutos para ver los pensamientos disolverse como nubes, es como andar más ligero en mi cabeza.
— Practicar un deporte: el ejercicio mejora la circulación sanguínea, lo cual oxigena el cerebro. Libera dopamina y serotonina, que te ayudan a controlar los niveles de cortisol causantes de estrés. Un deporte en específico puede ser más motivador que solo el gimnasio, pero eso ya depende de cada quién. En mi caso, la bicicleta ha sido no solo un deporte, sino una forma de conocer Colombia y sus cordilleras.
— Música: escuchar esos clásicos de tu adolescencia o esos hits nuevos de la semana que te llevan a descubrir nuevas y vibrantes melodías, también es una buena herramienta de motivación. No se imaginan el mood de creatividad y bienestar que me da Selva y mar de Tati Falco.
— Autocuidado: separar un momento para ti, un baño de agua tibia, subir una montaña, sentarte y mirar al horizonte, sin pensar en nada o juntarte con tus amistades para acuerparse entre sí los momentos difíciles, pues las prácticas de autocuidado pueden ser individuales o colectivas.
Martes: viajo a mi pueblo natal, como interpreta Mercedes Sosa en la Canción de las simples cosas: “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amo la vida”. La canción fue escrita por Armando Tejada Gómez y César Isella, el primero es Poeta, el segundo es cantante y compositor, ambos argentinos. En 1980, en un concierto en Lugano - Suiza, Mercedes dice al terminar la canción: “Uno retorna siempre al lugar donde posiblemente ha sido feliz, donde transcurrió la niñez, la adolescencia, donde los sueños parecieran que están intactos, pero, el amor es simple, dice el poeta y a las cosas simples las devora el tiempo…”
Quienes han crecido en pueblos entienden esa sensación de estar en una estampa detenida en el tiempo, ese lugar donde soñar se hace fácil y donde la esperanza por un mundo mejor no se ve tan lejos. Mi pueblo ha sido un sitio conservador y con reticencia por el cambio, pero también surgen allí personas maravillosas que se juntan para amplificar la visión de lo posible, además de contar con el Museo que atrae más personas
Miércoles: asisto a una presentación de ballet en el teatro del Museo Rayo. La suite Coppelia, fue estrenada por primera vez en el teatro de la Ópera de París en 1870 y estaba siendo presentada allí de forma magistral por la compañía Ballet Capital de Cali.
Estar allí presente me hace pensar en la danza en general, como ha evolucionado a lo largo del tiempo y como se ha transformado hasta los bailes modernos. Uno de esos es el Break Dance. Precisamente Nouns y Nouns Amigos han apoyado grupos de break dance de México y Colombia para viajar a competencias en países como Japón y Brasil, convirtiéndose en iconos del sentimiento nounish.
Jueves: Navego por la Web3, entre el ya conocido Nouns Amigos y algo llamado Vrbs. Los dos son forks de Nouns. Fork es una palabra del idioma inglés cuyo significado más usado es tenedor, pero también significa bifurcación. Tal vez por eso en el desarrollo de programas de código abierto se le llama forks a esas versiones que otros han copiado y modificado para agregar funciones o darle su propio toque y estilo.
Ahora, esto ha pasado también a las marcas de dominio público, pues no solo se puede reproducir su imagen sin problema, sino también toda la estructura de la DAO, desde la forma de hacer propuestas a la votación. Lo que me lleva a pensar un nuevo concepto: el desapego de marca. Es como si los mismos estoicos hubieran resucitado para revolucionar las cosas en el mundo del post-capitalismo temprano. Tal vez me extienda más sobre el tema en una próxima entrada.
Viernes: Asisto al taller Aluna, un taller de filosofía de la poesía, dictado desde hace más de 40 años ininterrumpidos por Marga López Díaz, una de las más grandes poetas de Colombia. He participado en los talleres desde hace poco menos de 15 años. Si hay alguien a quien puedo considerar una maestra en mi vida, aparte de mi madre, es a La Poeta. Su capacidad de observar el mundo y describirlo a partir de la historia y la literatura; aun conservando una humildad de infancia y guardando empatía con todas las personas, siempre me causo admiración.
Su taller y su presencia han sido un faro para mí en el trasegar de este océano imponente, a veces decadente, para no perder de vista la isla utópica a la que siempre aspiro a llegar. Porque esa es la mejor forma de llevar tus ideas lejos, de crecer y de crear el mástil desde donde te paras a gritarle al mundo que existes.
Tales son mis días, no siempre son los mejores, pero si conservas un sentido nounish de las simples cosas, la poesía estará en la danza de la vida y hará el viaje más ameno.