Este texto comienza con un debate sobre la identidad y la cibercultura.

No es cierto, debate no hubo, el hilo de esta conversación nace de manera aislada luego de escribir a dos amig@s por Whatsapp. Seguido de un hola, ¿qué hacen? les planteé 8 preguntas sobre lo que pensaban acerca de conceptos como cibercultura, identidad digital y pensamiento colectivo, algo tranqui para una conversación por Whatsapp.

Conociéndolos creo que les van a gustar, ya que tenemos en común el deseo de buscar conversaciones que nadie quiere tener, nos gusta pensar en cosas que terminan en un bucle de divagación, además de pensar en el arte y la cultura.

Debo aclarar que este texto tiene un antecente que da inicio a la conversación sobre cibercultura, en este link te enteras de cómo se originó la siguiente conversación.

—Gorda, qué pena que le respondí tan tarde.

Bueno, para mí, la cibercultura es como otra forma de…

pues, otro medio, más que otra forma, otro medio donde se expande la cultura, ¿cierto?

Cuando digo que se expande, me refiero también al compartir, a entrelazar, a crear otras culturas, porque es un espacio diferente, es un espacio que si lo abordamos desde la imagen, no tiene como un lugar delimitado, sino que es ilimitado. Entonces me imagino el ciberespacio como algo más grande, pero a su vez como un espacio peligroso. Porque, en la cultura hay unos órdenes impuestos, delimitados geográficamente pero en el ciberespacio no es claro el límite y el orden impuesto.

—La cibercultura son formas de ser, conocer, creencias, valores, tradiciones, técnicas, etc., relacionadas con el uso de la tecnología. Es la cultura que se desarrolla en el mundo digital.

La construcción de identidad

—La cibercultura impacta mucho en la identidad individual y colectiva, estamos inmersos pero directamente no nos damos cuenta. Ahí se da la oportunidad de crear otra identidad, bueno, más que crear diría que mostramos otra cara de nosotros. Por ejemplo, yo me niego a crearla porque no sirvo para eso, me gusta más lo que puedo palpar, lo que puedo ver directamente, entonces, pensar en una identidad digital me parece más loco y me da miedo.

Siento, que hay personas que en la identidad digital tienen la oportunidad de abrirse y ser otros, no es que transformen su identidad como tal, más bien crean una capa que adhieren a su identidad, como un montón de capas que se suman cada vez que se interactúa con otros. En la interacción face to face me parece que estamos más protegidos de cierta manera, uno siente cosas cuando mira a la persona con la que habla y va identificando gestos, algo dentro de uno se activa y las palabras van develando cosas de la otra persona ligadas a su personalidad e identidad.

—Baby, nuestra presencia en línea moldea nuestra identidad digital, es decir, cómo nos perciben los demás en el mundo digital. En la cibercultura nos encontramos con comunidades en línea donde las personas interactúan, comparten ideas y conocimientos. Hay una construcción de relaciones que han cambiado nuestra forma de comunicarnos, el tiempo, la inmediatez, no sólo en lo que se dice sino en cómo se hace amigos al instante y globales. No hay duda de que el internet ha democratizado el acceso a la información, poniendo a disposición de millones de personas una inmensa cantidad de conocimientos y transformado el consumo y la producción de la cultura.

Sí profe, ¡le escucho!

—A mí me parece que la noción de presencia es estar conectada, pero es muy loco porque tú puedes estar conectada pero no pendiente. El hecho de que un aparato o máquina esté prendida no quiere decir que esté funcionando o siendo usado. Siento que la presencia en la cibercultura es como algo constante, pareciera que todos están ahí en todo momento, pero a lo mejor están conectados en la máquina, desconectados en realidad.

—La ausencia, yo digo que es, cuando no responden o no se sabe nada del otro, por ejemplo en Facebook o en X cuando la gente publica, siempre hay una presencia ya sea de usted dando su opinión, siendo el protagonista de una noticia, o dándole like a cualquier publicación, esas son como las presencias y ausencias en el mundo ciber.

Camilo por otro lado piensa en la presencia y ausencia como la revolución de la interacción. —Creo que en el ciberespacio se confrontan las nociones que conocemos de espacio y tiempo. Por ejemplo, presencia virtual y ausencia física, esto aplica a las nuevas formas de relaciones como las citas amorosas, las clases virtuales o hasta el trabajo remoto. Recuerdas cuando en clase decíamos: Sí profe, ¡le escucho!

Desde la perspectiva de Camilo, la memoria y su preservación está ligada al acceso al conocimiento y lo funcional que pueda ser, en este sentido cree que la información debe estar al alcance de todos, pero en tiempos de las fakes y el desborde de información, debe primar una diversidad de fuentes de las que podamos informarnos. Pone sobre la mesa también una urgencia por el aprendizaje autodirigido que desencadenará la transformación del modelo de estudio, poniendo un cuchillo en la garganta a muchas instituciones canonizadas en estos temas (por decir cualquier cosa, la universidad). Cree además que conceptos como cibercultura, abren la puerta a la preservación del conocimiento desde la praxis, por ejemplo el compartir archivos digitales o tokenizar información como activos digitales.

A pesar del buen escenario que plantea el acceso al conocimiento Yeny hace el contra con la frase: pero como todo, hay que saberlo utilizar, ya sabes, el problema de la humanidad… el uso que le dan al conocimiento.

—El acceso al conocimiento sí me parece que es bueno, hay mucha información a la que puedes acceder, pero en internet también hay muchos escenarios que parecen anarquismo, todo el mundo puede poner la información que quiera sean mentiras o verdades. Entonces, hay que ser una persona objetiva y tener ganas de investigar, porque de repente lo que estás leyendo no es verídico.

Me parece importante preservar, sin rayar con la obsesión. La información está ahí, como en una placenta transformándose, quién sabe en qué se convertirá y qué será lo que se preservará, ¿cuál será el consenso ciber de preservación? habrá que esperar.

La participación masiva en el conocimiento

—Les digo la verdad, a mí eso de las implicaciones de la inteligencia colectiva me asusta, y la asocio mucho con la inteligencia artificial. El conocimiento se tiene que multiplicar, expandir, para poder que avance, si se queda en un grupo reducido de personas no va a haber evolución, no se va a transformar.

La inteligencia colectiva tiene sus pros y sus contras, si se utiliza para cosas sin ética vendrán cosas malas. Me parece que todos esos temas tocan puntos álgidos desde ética hasta filosofía que alargarían mucho esta conversación.

Un día como hoy, hace un año

—Podemos considerar la tecnología digital como una extensión de nuestras memorias. Antes era emocionante tomarse una foto e ir a revelarla, para luego darse cuenta de que la tomaste mal, pero mal tomada y todo, la foto iba para el álbum. Ahora, hay nuevos álbumes digitales que se abren cada tanto tiempo y nos recuerdan lo que nos ha pasado, con el día y la hora en la que pasó: un día como hoy, hace un año. Siento que en esta función se implica una memoria, no solo de hardware o dispositivos sino la memoria del recuerdo.

Camilo coincide en lo que Yeny menciona de la memoria y la tecnología como una extensión de almacenamiento y recuerdo. Esta idea, conocida como "memoria extendida", ha cobrado cada vez más relevancia en nuestra era digital.

El poder y la desigualdad

La cultura digital ha evidenciado una compleja correlación entre el poder y la desigualdad, no se discute que se han creado escenarios para la democratización y el empoderamiento, también se relevan desafíos y riesgos sociales. Se hace necesario analizar los impactos de la tecnología en la sociedad y cómo se desarrollan las políticas públicas que promuevan el uso equitativo y justo más allá del discurso.

—Gorda, en la cultura digital los hackers son los que sabotean el poder, pero creo que la pregunta por el poder y la desigualdad es para cuestionarse y tener en cuenta.

Creo que pensar en la cibercultura afecta nuestra expectativa del futuro y el lugar de la humanidad, lo que se crea y consume en el ciberespacio nos sobre estimula, en un millón de micro estímulos digitales y eso no es bueno.

Así usted me diga loca, yo sí pienso eso. Pensar en la cibercultura, cibersociedad y tecnología nos causa más ansiedad por el futuro.

Pero, como te digo en respuestas anteriores, todo depende de cómo lo utilices. Hay gente que se obsesiona con las redes, toda su vida la vuelca a un entorno digital y todo lo hacen ahí. En mi caso no me gusta eso, prefiero otras cosas, otra interacción social.

Ahora que lo pienso, sí hay algo que me gusta mucho de eso ciber y de las redes sociales ¡ver fotos! las imágenes que se comparten o que crean otros, no estoy segura del por qué me gusta, tal vez, tiene que ver con el hecho de que nos formamos en la carrera para “crear” o “apreciar” imágenes.

Gordis, ojalá mis respuestas le sirvan.

Perdón por contestarle tan tarde.

Un abrazo y la quiero mucho.

By Kellposky