22/11/24

Esto va a sonar random. Y quizá lo sea. Pero ser estudiante de intercambio en otro país hace que estés en tus feelings más tiempo. Así que te dedico esta carta “my love”. Ay no, hasta a mí me he dado cringe [y eso que cuesta, mi roomate puede confirmarlo y más si hay soju de por medio].

Así que déjame ponerte en contexto rápidamente. Porque surprise surprise, todavía no sé quién es pareja futura, o compañero de la vida, o compañera, o compañere…yo que sé. Quizá hasta acaba esto en una casa de amigos llena de cariño, todos compartiendo techo y limpiándonos los traseros a los ochenta años porque los nietos están ahí haciendo de parranda y no queremos involucrarlos en los fascinantes dramas de las personas de tercera edad.

…Creo que he vuelto a enrollarme…

¡De vuelta al trapo! Quizá hasta me ponga emocional sobre un hipotético y sobre personas que conozco. Si te sientes identificado, maravilloso, es para ti aún si no me conoces. El delulu is the solulu. No, en serio. Abrazo de internet.

Digamos que soy una persona bastante normal. [Aún si el mero hecho de ser persona es un logro pero eso son cositas para otro día…quizá mañana. Terrible lo sé. Una persona que al iniciar sus 20 y no haber completado gran cosa en la vida [pero sí iniciado muchas, incluso una lista abandonada de 20 consejos para tus 20 que podéis revisar en mi perfil…prometo terminarla, primero experimentaré este año y luego veo si aplico o no. Porque tener consejos no es lo mismo que ser capaz de integrarlos, y esa siempre es mi mayor perdición]. Bueno, retomamos. Una persona que al no haber completado gran cosa en su adolescencia excepto desarrollar una potente…creo…personalidad decidió tener independencia viviendo en otro país.

Y creo que ya os hice un spoiler con el tema de roommate +soju, sí, Corea. Aunque no daré más detalles por tema de privacidad de localización.

Pues estando en Corea y pasándomelo genial también te hace reflexionar más sobre todo. Más cuándo has tenido que empaquetar tu definición de hogar en una maleta, hacer tu casa en un lugar desconocido al que acabas enamorándote [como ha sido mi caso, he sido muy afortunada] y tener que regresar, otra vez con sólo una maleta, a tu hogar…pero sin parte de él, ya que lo dejaste atrás.

Y esto, como suele ocurrir, te hace pensar. Hace unos días mi roommate me comentó que una carta que ella había mandado a su familia por fin les había llegado. Que esa carta les había hecho tremendamente felices. Después de todo, hay algo especial en recibir una carta de otro país escrita con el puño y la letra de tu persona amada. Quizá una pequeña conexión de las que les haces formar parte: Un hilo que conecta tu lugar que poco a poco se va convirtiendo en tu hogar en la casa de tus papás. Dónde lo que más quieres descansa, come y ríe. Dónde se encuentran las historias de tu infancia, adolescencia y adultez. No es que se vayan a dejar de escribir, las personas que suplen la tinta de esas historias siguen ahí. Esperando a que vuelvas. Y tú, en ese otro país. Con tu puño y letra, usando tu corazón como tinta viajera les conectas con tus historias en un intento de hacerlos partícipes de ellas.

Como si fuera magia: se logra.

Creo que me puse emocional jaja. Supongo que puedo desviarme un poco. Luego retomaré a la historia del tema de cartas. Quizá os recomiendo hasta una buena cafetería en Seúl con una temática increíble.

Pero primero una pequeña apertura e intromisión en mi corazón. Después de todo, aún si mi presente no te conoce quizá mi futuro te atesora. Por eso te presento a una persona muy querida que he dejado atrás, en la casa de mi infancia. No es mi madre, aquella que me abrió los oídos a las historias ni mi padre que me las supo comunicar con la mirada. Sino alguien que, aún si a veces se pierde, siempre atesora mis palabras aún si no las comprende muy bien porque sabe una simple verdad: si ella las está leyendo es porque están escritas con amor hacia su persona. Esa persona es mi querida abuela. Cumplió 90 hace poco, toda una hazaña. Realmente. Camina, sonríe, se sigue preocupando por los demás con la energía de una moza de sesenta. Sin embargo, es su preciosa cabeza rojiza la que la traiciona. Como si del tiempo se tratase, algunas veces nubla su mirada haciendo que sus piés bailen una melodía olvidada; o que su en sus ojos se derrame una pluvia, recordando momentos de un pasado cuyos protagonistas todos quisiéramos que pudieran estar con nosotros en nuestro presente y en el futuro en el que quizá mi querida abuela ya no formaría parte. Pese a ello, son los días en los que el sol se asoma los que más duelen.

Supongo que no tiene sentido explayarme en eso. Es nuestro dolor. Por mucho amor que te quiera persona del futuro. Si el momento llega en el que se tenga que hablar de nuestras penas, lamentas y los “de en otra vida”, sea en una conversación de esas a las tres de la mañana, con un té caliente, abrigados por la calidez de una manta y de nuestros corazones. Quizá haya una fogata o no. Solamente espero que cuándo se hable, sea con una sonrisa, mano a mano. Que las penas se conviertan en recuerdos preciados. Después de todo, esas lágrimas son derramadas por una persona que quiso enseñarme lo que era su hermosamente imperfecta forma de amar.

Mi abuela es hermosa.

Es ella a quién le dedico cartas en sus cumpleaños y en los míos. Después de todo, sin ella yo no estaba. Cartas con las que progresivamente su tinta cada vez se vuelve más amplia y gruesa en un intento de retener su deambulante mirada en su mensaje de un “Te quiero.”

Ojalá puedas conocerla. Es una bendición guardada bajo la suave palabra de los cielos. Si en el momento en el que nos encontramos su alma vuela lejos de nosotros quiero que sepas que probablemente también te hubiese amado por el mero hecho de ser tú. [Aunque también el hablar lindo y hermoso de qué tan felices me haces sentir ayudaría].

Personita del futuro al que amaré. Seas de mi sangre, elegida o derramada. Espero que ahora mismo puedas haber conocido la mano de alguien así, de esas frágiles en la tuya pero fuertes en tu corazón.

Yo me voy a dormir ahora, es madrugada ahora. [Aunque primero tengo que hacer espacio en mi cama jaja]. Dulces sueños. Mañana nos leemos. [Soy consciente que todavía podría ser de día para ti, si ese es el caso, que tengas un día maravilloso, y en caso de no serlo, espero que tengas ahí alguien para animarte. O que al menos puedas sentir mis palabras].