-Buenas tardes, me dieron referencias de usted y quisiera hacerle una propuesta poco común, si es que usted está de acuerdo, ya que me transmite confianza para llevar a cabo lo quiero hacer…- le explico al maestro de artes marciales los detalles de lo que ha estado rondando en mi cabeza, un enfrentamiento de él con alguien que no sabe nada de artes marciales, pero su alma necesita esta pelea.

-Lo que me pide es algo poco común, pero me gustaría explorar ese lado tanto de su parte como de la mía, además soy fiel creyente de cómo el ejercicio físico es liberador para nuestras emociones del día a día.

Yo, que tengo una contextura delgada, no me considero alguien fuerte, los deportes que práctico siempre han sido de resistencia o estrategia, pero últimamente no es suficiente quedarme sin aire sintiendo que mis pulmones van a estallar, necesito enfrentar a mi rabia de maneras menos sutiles, cara a cara.

-Tenga en cuenta que nunca he peleado, ni sé donde ni como golpear, pero usted sí, y le confío ese poder que tiene para evitar que yo misma me lastime. Lo veo mañana.

Nunca fui alguien que causara peleas, siempre he huido de ellas, buscando observar todo sin emociones, analizando y buscando una tregua que consista en el mayor bien para la mayoría. Exacto, justo la personalidad del embajador-cónsul, gracias a mis vivencias de temprana edad. Pero eso me ha llevado a tragarme y guardarme tanta rabia por palabras que no he dicho, hechos que me retuve de actuar, ¿todo porque? por estar pensando en los demás antes que en mi.

Esa parte oscura de mi sigue creciendo ahora que mi vida es más tranquila, las personas a mi alrededor han cambiado radicalmente a como fué antes llevándome a no vivir más en modo supervivencia, y todo está tranquilo en mi vida comparado a mis últimos años de vida, lo que es perfecto para depurar emociones y mis patrones de pensamiento. Me encuentro esta parte cada vez más seguido cuando estoy en momentos donde mi mente no está trabajando, y me lleva a una desesperación y deseo de hablar todo lo que llevo dentro, y yo solo salgo a tomar unas cervezas, si estoy de buenas un vino, para calmar esa voz y acostarme a dormir, aunque a veces me ha tentado a seguir caminando en la calle sin rumbo, a ver qué me depara el destino.

-Confío en su profesionalismo, no lo olvide.

-Inicie usted por favor, no dude en dejar salir todo lo que lleva adentro - dice dándome una mirada de seguridad, y al mismo tiempo veo algo de perspicacia en ella, cómo si entendiera a la perfección lo que quiero hacer .

Respiro hondo. Cierro mis ojos. Me digo, este es el momento, déjalo salir todo.

-¿Por qué soy así? - doy un golpe mediocre en su pecho con mis palmas- no me gusta sentirme yo, ni siquiera sé quién soy, aún no logro aceptarme del todo, ¡y eso solo es culpa de ustedes! - si, estoy fingiendo que le hablo a quienes les tengo rabia. Intento darle una patada a su pierna pero hace un movimiento que no entiendo para doblar la mía y hacerme perder el equilibrio.

-Por su culpa, todo el tiempo me reprimo, no puedo ser yo gracias a sus acciones, sus comentarios, siento que me juzgan todo el tiempo, no hay sitio donde puedo ser yo, ni cuando estoy en mis momentos de soledad o en lugares donde nadie me conoce me siento una persona auténtica - me acomodo y comienzo a usar mis brazos mientras me responde mas rápido de lo que puedo percibir - yo me limito por su culpa, las oportunidades que tanto me han dicho que persiga, que salga a conquistar y crear mi propio mundo, ustedes mismos me han saboteado.

-Quería romper el patrón, ser diferente, ser valiente, fuerte - se me quiebra la voz - pero no lo soy, las personas que dijeron protegerme solo me hicieron débil e incapaz de enfrentar la realidad - golpeo y me responde con más fuerza - solo intento perderle el miedo a vivir - golpeo más fuerte.

Me alejo dos pasos con la respiración agitada, la persona frente a mi se convierte en una versión de mí, que se parece a una versión mía cuando pasé mi momento más bajo, con mis ojos tristes, mi cabello largo, mis brazos lastimados. Esa vista me da un empujón de energía para empezar a golpear con más fuerza, y aunque reciba golpes que no tengo la costumbre de recibir, sigo sin parar.

Al final contra quien tengo toda esta rabia es conmigo, yo dejé que me afectaran situaciones y personas que no tenían poder sobre mí pero yo se los dí, yo fui quién ha decidido darse por vencid@ cuando la vida se ha puesto difícil aunque aún pueda seguir, yo decidí no seguir una vez más, decidí callar, decidí dejar de pelear, dejar de esforzarme. Solo yo soy responsable de salir de esta miseria a la que yo me abrí paso.

-Tienes tanto potencial - le digo a esta versión que tengo frente a mí. ¿Por qué se lo digo en presente? ¿Aún tengo esperanza?

-Pero no lo usé porque estaba enfrentando otras situaciones - es verdad, las situaciones externas, mi cabeza, no me dejaron espacio para explorar lo que tanto quería hacer. Quizá no debí juzgarme tan duro.

-Tú sabías que tenías la fortaleza y te decías que podrías superar lo que sea, ¿qué te pasó? - ahora quiero oírla, aún así le sigo golpeando.

-No podía salir de eso sin aprender lo que tenía que aprender en ese estado, lo que tenía que enfrentar - yo solo quería triunfar, llegar rápido a lo que me decían que debía llegar, pero me quedé enfrentando mis sombras, y se pasó el tiempo.

-Golpéame más duro - le digo. Siento que si quiero hacer las paces con esa parte de mi, debo recibir sus golpes, y solo quedarme resistiendo.

Pero lo que dijo a continuación, con un cambio en su mirada, se ha quedado grabado en mí durante mucho tiempo.

-Valora todo tu proceso, lo que pasaste. Tienes mucha culpa y responsabilidad, y eras solo una persona comenzando a comprender su potencial, pero no sabía a qué se enfrentaba, no sabía que debía cerrar un ciclo de años con sus antepasados, y que tenía que hacerlo en soledad. ¿Y quieres saber porqué te lastimaron quienes te acompañaron? porque sólo así ibas a aprender, comprendiendo tu dolor - me dice mi otra versión dándome el golpe final.

Ahí acabó la pelea, le dí las gracias al maestro y nunca más lo volví a ver, pero en mi mente la pelea no acabó allí, fue solo el inicio de varias revelaciones.

El maestro siempre fuiste tú mism@

-

Esta es una historia basada en aprendizajes que he tenido, reflejan lo que se ha comenzado a hablar sobre cómo mi generación ha tenido que lidiar con su mente, como se ha hablado más sobre salud mental, como la ciencia no es la solución a una depresión, sino que esta conlleva a un enfrentamiento con el mismo ser, y si eres lo suficientemente sensible, también con el “más allá”.

O no.