Dicen que somos como espejos, que todo lo que vemos en los demás habla más de nosotros mismos que de aquello que señalamos, que provenimos de las estrellas y que estamos aquí para desarrollar todo nuestro potencial.

Dicen que somos seres infinitos, llenos de luz y dotados de poderes increíbles, como el de convertir lo invisible en arte, lo intangible en tangible. Que podemos morir y renacer tal cual ave fénix, y desde nuestras cenizas ser cada vez una mejor versión.

Que tenemos una caja de pandora llena de regalos por compartir con el mundo, pero antes de abrirla debemos hallar su llave, esta se encuentra bien escondida en nuestro interior. Diferente para cada cual, como una esencia de edición limitada, única y poderosa, donde la mejor pista es escuchar al corazón.

También dicen que tenemos un enemigo mortal, que hará lo posible por frustrar todo aquello que nos saque de lo conocido, aunque no nos convenga, al que no le importa otra cosa que mantenerte atado en el mismo sitio, no querrá que crezcas, él solo quiere que sobrevivas y punto.

Dicen que la mejor herramienta para luchar contra este enemigo es conocernos, aceptarnos con nuestras luces y sombras y atrevernos a soñar, soñar en grande, imaginar todas las noches que somos quien queremos ser, como si ya lo fuéramos, y agradecer por todo lo que nos trajo hasta este punto.

No es un viaje fácil, pero sí uno que vale la pena, porque una vez dado el primer paso no hay vuelta atrás. Existirán atascos, claro que sí, pausas, momentos de caos, como en el tráfico, pero ese tren no vira, y si lo hace, es para mirar en retrospectiva y aplaudirnos, por ser valientes, por los kilómetros recorridos, a pesar del miedo, las dudas, los enojos, las críticas, lágrimas, y despedidas.

Dicen muchas cosas, en verdad todo el mundo querrá siempre decirte algo, imponerte sus juicios y creencias. Te toca hacer caso omiso, hacer silencio, dirigir la mirada hacia adentro y comenzar a escuchar lo que dices tú, escuchar tu propia voz y hacer las pases con ella.

Crear un espacio y observarte con empatía, mirarte en tu propio espejo, y peinarte a ti en vez de a él, aquí es donde el viaje termina una y otra vez, para comenzar desde un nuevo punto de partida y así sucesivamente hasta el infinito.