En el año 2030, en un intento por salvarse de la extinción causada por la autodestrucción y la gratificación instantánea la humanidad ha rediseñado su percepción del tiempo. En lugar de contar los años de vida en un ascenso continuo, se adoptó un nuevo método en el que las personas viven en dos períodos: etapa en negativo y etapa en positivo. Al nacer, cada persona recibe un conteo regresivo basado en su promedio de vida, determinado por inteligencia artificial y estudios genéticos especializados como un recordatorio constante del tiempo que les queda pero cuando este conteo llega a cero, comienza su fase en positivo, señalando los años extras que puedan vivir pero que pocos logran alcanzar.
La historia sigue a Heather, una artista famosa que cuenta su lucha por encontrar inspiración y significado en un mundo donde el tiempo se ha convertido en una presión constante, y Gonzales, un joven dueño de un establecimiento que se convierte en un refugio para Heather. A través de sus interacciones explorarán cómo la humanidad, años después, se adaptó a esta nueva forma de medir el tiempo, el impacto de este cambio de temporalidad en la sociedad y cómo encontraron un equilibrio entre el deseo de crear y el temor al final.
- ¡Bienvenida, señorita Heather! ¡Qué placer tenerla nuevamente aquí!
- Muchas gracias, Gonzáles. Sabes que siempre me hace bien visitar tu hermoso establecimiento.
La voz de Gonzales, cálida y familiar, se mezclaba con el suave tintineo de la campanita sobre la puerta del café. El aroma a café recién molido y a madera pulida llenaba el aire, envolviendo a Heather en una sensación de confort inmediato.
- Lo sé. Los cinco años consecutivos son prueba de ello. Supe que ayer fue su menosaños y, precisamente por la confianza que tenemos, deseo preguntarle cuántos años descendió. Si no le molesta, por supuesto.
- Para nada, Gonzáles. Al contrario, te lo diré para que sepas que este fue mi último año visitando tu establecimiento en negativo, ya que, a partir de hoy, comienza el conteo en positivo. Sí, no me mires con esa cara, ya llegué a 0 (responde Heather entre risas, su risa suave resonando en el cálido ambiente del café) esta es la prueba de que el tiempo vuela, ¿cierto?
Gonzales observó a Heather con una sonrisa de admiración, sus ojos reflejando la luz cálida de las lámparas de cristal del café que daban un resplandor dorado a las paredes decoradas con arte moderno.
- Pero señorita, es que luce tan esbelta que no imaginé que ya estuviera próximo a su período en positivo. (respondió Gonzales con un tono de asombro y admiración). Poder hablar con una persona que comienza su etapa en positivo es todo un honor, usted lo sabe, señorita.
- Gracias por tu cumplido, Gonzales, esas son las consecuencias del cuidado que he implementado por mi misma en mis ultimos años de vida para poder superar el 0 y llegar a mi etapa en positivo.
Ah, y por favor, deja ya de llamarme de usted. Sabes que no comparto la formalidad que aparenta ese término. No porque me tutees se perderá el respeto entre ambos. Y bien, ¿no piensas mimarme hoy?
- De acuerdo, Heather. Prometo que a partir de hoy te llamaré de tú. (responde Gonzales con una voz relajada, su tono indicaba un alivio sincero)
- Ya sabes, tráeme lo de siempre, por favor. Pero esta vez quiero que te sientes conmigo para compartir unos puros cubanos que he añejado desde mi último viaje a la isla de Cuba para mi menosaños -5. Ya han pasado cinco años desde entonces, recuerdo que los compré especialmente para celebrar esta fecha. La fecha en la que supuestamente moriré según mi EGT-0 (Estudio Genético de Temporalidad 0)
- Lo más irónico pero admirable es que incluso en tu supuesto último año tu pasión por esos tabacos continua (dice Gonzales con una sonrisa que revela una cierta tristeza en su rostro)... Voy a por tu gigante taza de té negro y por un whisky para mí porque algo me dice que la conversación estará como para no querer que termine. Por favor, acomódate. Tu lugar favorito del local ya está listo.
- Gracias, mi querido Gonzales, siempre tan espléndido conmigo. Eres culpable de que ya no visite otros lugares para mis frecuentes antojos de lectura con un té bien calentito; ademas de tu hermoso restaurante decorado minimalísticamente y con los colores que me provocan paz, la vista tan excitante que ofrece el acantilado sobre el que está construido, el maravilloso servicio que ofrece tu personal y, por supuesto, el inigualable sabor del té que prepara tu IA - Chef.
- Me halagas, mi querida Heather. Pues yo siempre disfruto el momento en el que entras por esa puerta con tu modo único de caminar y tu contagiosa sonrisa saludando a mi personal con la más natural forma, razgo admirable de ustedes los famosos G1 (Generación 1). Te alcanzo en unos minutos en tu lugar, adelante por favor.
Mientras Gonzales buscaba el té y el whisky en la cocina, Heather se sentó en su lugar habitual y observó el mar desde el gigante cristal del establecimiento. La vista del océano rompiendo contra el acantilado parecía absorber la luz dorada del atardecer, creando un espectáculo de colores cálidos. Heather cantaba en voz baja el coro de su más reciente canción, "Future", la cual la Web3Magazine había anunciado como el NFT de música mejor vendido, con un valor que había ascendido a 3 ETH en el último mes y 1 eth había adquirido un valor de 28 000 usdt para el año 2065.
Mientras tarareaba la melodía, Heather reflexionaba sobre todo lo que había hecho durante sus años en negativo. La respiración profunda le traía una sensación de tranquilidad, aceptando con satisfacción el final de su etapa en negativo y recibiendo mentalmente el comienzo de su etapa en positivo. Llegar a esta etapa era un motivo de orgullo, especialmente considerando la casi extinción de la humanidad causada por los malos hábitos. Conocer a alguien que había superado la crisis y adaptado la nueva mentalidad no era tarea fácil.
- ¡Y listo! Aquí tienes tu gigante taza de té, Heather. (dijo Gonzales al regresar).
- Mmmm, definitivamente el olor de este té es único. Gracias, Gonzales. Entonces, ¿estás listo para hacerle el amor a tu habano? (replicó Heather, sus palabras impregnadas con un toque de humor y camaradería).
- ¡Más que listo! (respondió Gonzales con una gran carcajada, su risa llenando el espacio con una calidez que hacía que el ambiente se sintiera aún más acogedor).
Mientras ambos compartían los habanos la conversación fluyó naturalmente, tocando temas que iban desde sus recuerdos personales hasta los desafíos globales que habían llevado a la humanidad a este punto de inflaxión y reflexión.
- Heather, sé que viviste esa etapa tan dura del 2030 y siempre he tenido curiosidad por saber cómo pudiste superarla y adaptarte a esta nueva forma de medir el tiempo. (preguntó Gonzales con su mirada fija en el humo que ascendía desde su habano con un toque de melancolía).
Heather dejó escapar un suspiro profundo, permitiendo que los recuerdos afloraran en su mente. Y respondió (con un tono reflexivo y sus ojos perdidos en el horizonte marino) lo siguiente:
- Esa fue una época realmente dura, Gonzales. La humanidad estaba al borde del colapso. La adicción a la gratificación instantánea había desviado a las personas de sus verdaderos objetivos. Muchos se sumergieron en un ciclo interminable de consumo sin propósito, y la desesperanza se convirtió en la norma.
Gonzales asintió, escuchando atentamente mientras Heather continuaba.
- Recuerdo los años de confusión y miedo, cuando la idea de cambiar la percepción del tiempo era vista como una locura. Pero los líderes globales sabían que era necesario. La gente necesitaba un incentivo para volver a encontrar significado en sus vidas. La transición no fue fácil; muchas personas no lograron adaptarse. El nuevo sistema requería un enfoque consciente en cada momento, y eso no fue algo que todos aceptaron de inmediato.
- Pero tú lo hiciste, Heather. (interrumpió Gonzales con admiración). ¿Cómo lograste encontrar ese nuevo propósito?
- Fue un proceso gradual. Recuerdo que tenía 30 años cuando caímos en aquel profundo y oscuro avismo. La peor parte fue cuando me llamaron para hacerme mi EGT-0, no por el estudio en si, sino por lo que sucedía luego que era recibir los resultados de mi estado genético junto con mi nueva identificaión la cual decía los años de vida que me quedaban.
Creer que tienes toda una vida por delante y que luego te digan que solo te quedan por vivir 35 años que se van contando de manera regresiva se siente demasiado doloroso aun y cuando parezca mucho tiempo. Y más saber que es gracias a ti misma, porque siendo sincera no llevaba una vida sana antes, me saboteaba a mi misma constantemente, tenía muy malos hábitos y por supuesto carecia de amor propio; aunque para mi mi vida era "perfecta" y también era exitosa a los ojos de todos esos que me veían desde las pantallas de sus celulares cuando creaba contenido para mis redes sociales.
Una vez mentalicé que tenía una vida limitada lo que decidí hacer fue empezar con pequeños pero efectivos cambios, como fijar metas diarias basadas en mis pasiones reales. Pensé, si mi tiempo es tan limitado debo de aprovecharlo al máximo. A medida que me acercaba al cero en mi etapa negativa, comprendí que cada momento contaba más que nunca.
El arte se convirtió en mi salvación. Comencé a ver cada creación como un reflejo de mi tiempo restante y un regalo para el futuro. La idea de que mi tiempo en positivo sería una nueva oportunidad para seguir creando me dio la motivación que necesitaba para cuidarme y amarme más que nunca.
Gonzales sonrió con comprensión, sorbiendo su whisky mientras reflexionaba sobre las palabras de Heather.
- Eso es realmente inspirador. (dijo Gonzales, su tono lleno de admiración). A veces, lo que necesitamos no es solo un cambio en el sistema, sino también una nueva perspectiva sobre nuestro propio propósito. Pero, ¿hubo algo en particular que te ayudara a encontrar esa nueva perspectiva?
Heather sonrió, y con un destello de determinación en sus ojos respondió:
- La música, esta se convirtió en mi refugio y mi propósito. En este momento entendí de que realmente era lo que me apasionaba hacer. Cada canción que creaba no solo era una expresión de mi tiempo restante, sino también un legado para el futuro. Saber que mis composiciones podrían seguir inspirando incluso después de que el conteo en negativo hubiera terminado me dio una motivación que nunca imaginé.
- Me alegra profundamente escuchar eso. Ver a alguien como tú encontrar significado y propósito en medio del caos me impulsa y motiva a seguir adelante.
¿Qué crees que hubiera pasado si no hubiéramos cambiado la manera de medir el tiempo? preguntó Gonzales, encendiendo un nuevo habano.
- Nos habríamos extinguido, (respondió Heather con franqueza). La humanidad estaba al borde del colapso. Vivíamos sin sentido del propósito, atrapados en un ciclo de consumo. Al darle a la gente un límite tangible, un 'fin', se nos forzó a reconsiderar cómo usamos nuestro tiempo. Para muchos fue una bendición disfrazada. Para otros, una condena. Pero al menos, todos tuvimos que elegir.
- Y ahora, que estas en tu año cero ¿cómo te sientes? (preguntó Gonzales.)
- Me siento... libre. Cada día que viví fue un diamante. Disfruté cada minuto, logré todo lo que me propuse, me enfoqué en conectarcon mi yo más profundo que en aparentar, me dejé de estresar por factores externos que solo me distanciaban de mi centro de equilibrio, aprendí el real concepto de amor propio en todas sus esferas.
Y ahora que me queda más que claro que el tiempo extra que me quede por vivir en esta etapa en positivo en la que entraré solo quiero dedicarlo a lo que realmente importa: Crear, conectar y vivir con propósito. Porque al final, el tiempo es todo lo que tenemos.
El silencio cayó sobre ellos por un momento, mientras el eco de las palabras de Heather flotaba en el aire entrelazandose con el aroma del humo añejado de sus habanos...
La humanidad había encontrado una nueva forma de medir su existencia llamada “Cero Absoluto”, y aunque el desafío de adaptarse había sido inmenso, conllevó a una apreciación renovada de cada momento vivido. En ese rincón del mundo, el tiempo, en sus dos dimensiones, seguía fluyendo recordando a todos la importancia de vivir plenamente, cada día antes de llegar al cero.