Cuando entré a este mundo de la web3, llamémoslo la cripto esfera (ya que el término web3 no lo había escuchado, sino años después) estaba desempleado. Estábamos en el peor momento o situación económica en el país, digamos que ya venía una decadencia desde hace tiempo atrás y acaba de cambiar de empleos tanto como de camisas. Pero fue en el año 2017, específicamente, para ese momento en particular, que hubo que apretarse el cinturón (por decirlo de la mejor manera).
Como comentaba uno de nuestros compañeros de la cohorte nouns en una de las publicaciones, inicialmente buscaba ganar dinero suscribiéndome a servicios en línea que pagaban centavos por realizar tareas iterativas continuas durante días. Podías hacer unos dos dólares al mes. Era un proceso fastidioso, sin embargo, había y aún hay una abismal diferencia entre el precio del dólar y nuestra moneda, por lo que valía la pena hacer el sacrificio. A finales del 2017 y principios del 2018 un amigo me habló de una plataforma llamada Steemit. Que pagaba por publicar artículos. Me parecía algo sospechoso, ya que podías ver que un simple meme obtenía hasta $600. ¿Acaso lavaban dólares?
Recuerdo que le comentaba a mi amigo que esa plataforma Steemit posiblemente era un fraude, nadie de seguro pagaría esa cantidad de dinero (mucho menos dólares, moneda que para nosotros es extremadamente valiosa, como mencioné anteriormente) y era seguro que eso lo hacían para llamar la atención y capturar víctimas. De todas formas, mi amigo insistió tanto que me inscribí. No voy a decirles que gané esa cantidad por publicar cualquier cosa, pero me sorprendió cuando recibí mi primer par de dólares tras publicar un par de veces.
Por supuesto que el dinero venía en forma de token o criptomoneda. Fue la primera vez que recibía una, anteriormente en el 2010 había obligado a mi pobre computadora a minar Bitcoin. La pobre sufría y se recalentaba porque el procesador se ponía al 100% de uso y, obviamente, yo no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, por lo que decidí eliminar la aplicación y dejé de minar Bitcoin. Para el 2018 me había dolido el hecho de haber borrado todos los satoshi que había minado. Sin embargo, hoy en día me doy cuenta de que seguro no habría minado ni siquiera 100 de ellos. Así que ya no me pesa lo que hice en ese entonces.
La moneda digital que minaba la plataforma Steemit se llamaba STEEM. La página web no solo te permitía ver las publicaciones que posteabas, sino también las de los demás, también tenía un enlace al monedero o billetera de STEEM. En donde se almacenaban las recompensas recibidas por las publicaciones. Cada 7 días recibías la recompensa por tu publicación. Todos recomendaban guardarla o convertirla en STEEM POWER, una forma de aumentar tu poder, reputación y también para poder hacer más dinero y de alguna forma ganar intereses.
Era increíble poder ver lo que ganaban otros, realmente, la tecnología era totalmente transparente. Podía entrar en sus billeteras, ver sus transacciones y su saldo. Obviamente, no podía sacar ni un centavo de ellas.
Lo mejor de todo era que la misma plataforma reservaba una parte de las recompensas, recibidas por las publicaciones, en forma de STEEM POWER.
¿Qué clase de brujería era esta? ¿De dónde venía este dinero? Fueron preguntas que llegaría a descubrir más adelante.
Al principio, publicaba y apenas ganaba un par de centavos, algunos de mis amigos corrían con la suerte de que algún usuario (o ballena como solían llamarlo) les votaba la publicación y obtenían mayores beneficios. Por supuesto que para mí era un gran beneficio lo que ganaba, ya que al cambio de la moneda de mi país (debido a la super-inflación) las recompensas eran considerables desde mi punto de vista, incluso si se trataba de solo unos centavos de dólar.
Fui entendiendo que había que hacer publicaciones que llamaran la atención de los usuarios “pesados” y entre más popularidad, mayor era la probabilidad de recibir votos más remunerativos, ya que aun si te votaban 1000 usuarios que tenían muy poco poder, no ganabas nada. Por lo que entendí, en aquel entonces, era que los que tenían más cripto acumulado (más dinero) eran los que tenían mayor poder de voto. Por lo que tuve la impresión de que seguíamos en la misma situación de siempre: los millonarios ganaban más y los pobres menos.
Afortunadamente, aparecieron nuevas aplicaciones que permitían convertir los STEEM en dinero de verdad, es decir, en la moneda de mi país. Me di cuenta de que estaba frente a una forma de ganar dinero por mi cuenta, sin tener que depender de una organización o empresa nacional, ni tener que usar un banco. Ya que la moneda de mi país se devaluó tanto que de nada valía tenerla guardada en un banco, puesto que ni los intereses generados superaban a la hiperinflación económica en que la vivíamos (y que aún seguimos viviendo). Las criptomonedas se convirtieron en un salvavidas al cual aferrarme ante la gran tempestad que afrontábamos los venezolanos.
Y no solo fui yo el beneficiado por este mundo creado por el extraterrestre misterioso viajante temporal llamado Satoshi Nakamura. Hubo (y creo que aún existen) grupos dedicados a beneficiar a comunidades de personas de bajos fondos o que estaban necesitadas de alimentos, medicina, incluso de ayudas para comunidades indígenas. Estábamos en presencia de un sistema financiero fenomenal.
Luego, aprendí acerca de las plataformas de Exchange. En donde podías comprar Bitcoin, Ethereum y otras criptomonedas no tan famosas como las anteriores. Una de las mejores plataformas que conocí fue Bitrex. Sin embargo, las sanciones internacionales impuestas a mi país, cerraron las puertas de Bitrex. Me cayó un chorro de agua fría cuando me llegó un email indicando que debía retirar todos mis activos de inmediato, ya que mi país iba a estar en la lista negra y mi cuenta iba a ser eliminada. Por fortuna y desgracia, nunca dejaba ni una cripto guardada, siempre las cambiaba por fiat.
Comencé a publicar de todo, tanto en español como en inglés: informes, artículos de interés, ensayos, cuentos cortos, historias de todo género, comencé a dibujar caricaturas, hice pinturas, collages, escribí poemas, incluso compuse canciones en también tuve que interpretar como cantante. En pocas palabras comencé a despertar ese lado dormido o enterrado que estaba dentro de mí. Ese lado artístico que había casi desaparecido bajo los años de estudio y de jornadas de trabajo de 8 a 6. Realmente me sentía extraño. De repente, estaba ganando dinero haciendo lo que me gustaba hacer de pequeño.
Luego conocí una nueva forma de ganar más STEEM, a través de concursos de promociones de empresas con proyectos basados en criptomonedas. Era brutal y estresante; debía estudiar una plataforma basada en un blockchain (concepto que aprendí a fuerza de leer papeles blancos o como les decían “whitepapers”) y promocionarlas en las redes sociales. Fue cuando aprendí muchísimo sobre la tecnología del blockchain y sobre los famosos “mecanismos de consensos”:
- Proof of Work (PoW): Utilizado por Bitcoin, requiere que los mineros resuelvan problemas matemáticos complejos.
- Proof of Stake (PoS): Los validadores son elegidos para crear nuevos bloques y verificar transacciones según la cantidad de criptomonedas que poseen y están dispuestos a "apostar".
- Delegated Proof of Stake (DPoS): Una variante de PoS donde los poseedores de tokens eligen delegados para validar las transacciones.
Al principio todo eso parecía chino para mí, pero luego, con más detenimiento y muchos otros proyectos analizados, entendí más sobre la cripto esfera. Lo interesante era que promocionaba un mundo libre, transparente, seguro y equitativo, basado en la administración conjunta, en donde todos podíamos intervenir en el rumbo hacia donde dirigir la nave o plataforma, incluso la llamada Steemit.
Todo era tan hermoso, sin embargo, las cosas no eran como las pintaban. A pesar de todas las ventajas que promete el blockchain, es totalmente vulnerable a la codicia humana. Ya que si una empresa, un organismo, o simplemente un “millonario” logra obtener el 51% del poder del consenso, puede hacer lo que le dé la gana. Y así, nuevamente los que más tienen dinero seguirán controlando el mundo.
El efecto del 51% en blockchain se llama "ataque del 51%". Ocurre cuando un individuo o grupo controla más del 50% de la potencia de minado o el poder de validación de una red, lo que les permite:
- Revertir transacciones: Pueden deshacer transacciones que ellos mismos realizaron, lo que podría llevar a un doble gasto.
- Impedir la confirmación de transacciones: Pueden bloquear transacciones legítimas al no incluirlas en los bloques que crean.
- Controlar la creación de nuevos bloques: Pueden monopolizar el proceso de creación de bloques y, por lo tanto, el registro de nuevas transacciones.
Y aunque el Twitter no es una plataforma de web3 o basada en tecnología de blockchain, ahora se llama X por capricho de su nuevo dueño (o por lo menos es lo que creo). Y así, el que tiene dinero maneja el futuro de los demás. El poder de la burguesía. Espero que no me tilden de socialista o izquierdista. Pero vamos a ser claros, el dinero siempre ha movido el mundo.
Y pasó lo inevitable, Steemit fue vendido. Y todo cambió. La comunidad se dividió y nació Hive. Una nueva plataforma (una copia exacta de la anterior) que hacía lo mismo, pero cuya cripto ahora se llamaba HIVE. Al principio fue genial, ya que teníamos el doble de cripto (STEEM y HIVE). Las cosas funcionaron bien por un tiempo, pero luego, vamos a decir que se tornó en un ambiente manipulable (hay quienes podrían decir que se tornó turbio).
Comencé a darme cuenta de que aparecieron nuevas cuentas de usuarios que obtenían reputación instantánea. Yo había pasado años publicando para llegar a tener una reputación alta y ahora un usuario con un par de publicaciones me alcanzaba y me sobrepasaba. Y también vi publicaciones opacadas, enterradas, entre otras de menor calidad. Entonces, ¿dónde quedó lo equitativo? ¿La libertad? Tristemente, entendí que, al final, es solo un negocio, y los inversionistas necesitan ver las ganancias en sus inversiones.
Vamos a estar claro, esa idea de descentralización es de alguna manera ficticia.
Conocí más adelante un nuevo enfoque basado en el mismo protocolo de Steemit y Hive, llamado Blurt. Esta plataforma, como su nombre lo indica, es una plataforma que “jamás” impedirá que publiques lo que desees. Es decir, puedes postear de todo, sin que te critiquen o penalicen. Sin embargo, ha perdido fuerza, ya que su cripto casi no vale nada.
Y así como esas, conocí muchas otras (¿whaleshare?) que murieron, ya no existen. Y me pregunto ¿Acaso no era indestructible el blockchain?
Al perder su valor (monetario), pierde su reputación y ya la mayoría de los usuarios los abandona… Todo era muy hermoso para ser verdad…
¿Ya se puso oscuro esto o es mi imaginación?
Recientemente, revivió mi interés por escribir nuevamente cuando una amiga de la primera red (Steemit) me escribió por Discord, comentándome que probara escribiendo en una plataforma llamada T2. Me habló de un concurso llamado FriendsWhoWrite, quise probar mi suerte y a pesar de que no conocía a nadie y ninguno de los integrantes del equipo que me asignaron escribió en el concurso, al final logré hacer alguito.
T2 es una plataforma que está dando sus primeros pasos de nacida, sin embargo, me encantó el recibimiento que me dieron, las respuestas de soporte y de @Wanshu son inmediatas (me cae bien esa persona, no tengo idea si es chica, chico o lo que sea, es muy agradable), y pues aquí estoy. Una cosa llevó a la otra y me encontré con @anaphant pululando en la plataforma y fue quien me habló acerca del mundo Nounish .⌐◨-◨
Un mundo que promete cosas maravillosas y no lo digo por el sentido etimológico de la palabra. Tampoco estoy siendo sarcástico. Veo que Nouns promete ayudar a las comunidades, personas, ofrece una gran oportunidad de dar rienda suelta a inventos, ayudas, deseos, colaboraciones de todo tipo.
¿Por qué lo llaman Web3?
Y entonces ahora le dicen web3. Es algo que me causó curiosidad y que intuí su significado por ósmosis (como decimos por esos lares). Es extraño, jamás escuché ese término en todos los materiales que estudié de los proyectos investigados bajo tecnología de blockchain.
El término "Web3" se refiere a la tercera generación de la web, que busca descentralizar el control y la propiedad de los datos en línea. Enfocado en la descentralización, donde los usuarios tienen más control sobre sus datos y pueden interactuar de forma directa y segura.
Bueno, por lo visto, es lo mismo que he estado usando todo este tiempo. Y ya vimos que lo del control y la seguridad es relativa. Pero debo admitir que es más segura que las versiones anteriores (me refiero a web1 y web2).
Web3 es un concepto que ha evolucionado a lo largo del tiempo y no se puede atribuir a una sola persona o momento. Sin embargo, se puede decir que Gavin Wood, cofundador de Ethereum, acuñó el término "Web3" en 2014 en un documento que describía una visión de una web descentralizada que utiliza tecnologías blockchain.
¡Ya entendí! Era una pequeña espina que tenía bajo el pie y que debía sacarme…
Sé que cada día se desarrollan nuevas tecnologías y se mejoran los protocolos, las nuevas tendencias sobre NFTs (que antes se conocían como estafas) más convincentes, quizás todo esto nos dirija a una mejor web y no me decepcione nuevamente como pasó con Steemit y Hive. Sin embargo, hay quienes siguen impulsando esas viejas redes y ¿quién sabe? Quizás logren convertirlas en lo que deseábamos que fuera inicialmente.
Y entonces, como le dije a @anaphant cuando quise entrar a este concurso nounish, quería conocer algún medio que pudiera permitirme dedicarme a mi pasión sin tener que preocuparme por el qué voy a comer mañana…
Y antes de terminar, debo decir que descubrí a través de este mundo cripto (como me gusta llamarlo) que me apasiona escribir. Es un amor no correspondido que me enamora, me odia, me desprecia y me rescata… Los que conocen los matices de amar, saben a lo que me refiero.
Muchas gracias por molestarte en llegar has aqui.
Muy agradecido.