Redención
-¡Ya basta de la misma historia Jose Luis, siempre llego cansada del trabajo y me dices que no te alcanzó el tiempo para hacer lo mínimo! Salgamos a cenar aprovechando que me pagaron hoy - dice de mala gana la esposa.
Hace meses su esposo perdió su trabajo, y ella ha tomado la responsabilidad de trabajar horas extra para rendir el dinero para los dos, pensando en ahorrar para una casa más cerca de su trabajo. Pero unas semanas atrás su esposo tomó esos ahorros y tuvieron una discusión larga, donde su esposo no quiso decirle para que lo tomó, solo diciendo que sería una sorpresa para ella, pero, ¿Cúal sorpresa, si ella solo quería trabajar hasta tener una casa grande para poder descansar mejor?
-Amor, escúchame por un momento, tengo que contarte alg - el esposo es interrumpido.
-No quiero oír nada de nada, lo que sea no me interesa, solo quisiera poder llegar a la casa a comer algo, ojalá tuviera una bañera para descansar al final del día, y una cama más suave que la nuestra… - empieza a quejarse mientras busca las llaves del carro y hace señas para ir saliendo.
Su esposo sale corriendo a buscar su tableta y se pone su abrigo, él sabe que será una noche larga si logra su cometido.
Mientras conduce la esposa, no deja de hablar de lo que espera que su esposo haga en la casa cuando ella no está, ojalá mantuviera la casa limpia y la comida hecha todos los días. Ella se ha vuelto una persona que su versión de más de diez años atrás no le agradaría para nada, solía ser una persona soñadora, quería hacer tantas cosas que entró en quiebra tantas veces que su esposo se cansó de apoyarla y le dijo que trabajara en algo seguro para pagar deudas.
Los dos se casaron guiados por sueños pero se apagaron al ver las complicaciones del sistema, cediendo a las emociones que carcomen a los trabajadores explotados, primero cayó él, luego ella. Pero cuando José Luis perdió su trabajo y pasó horas intentando aplicar a nuevas empresas y actualizarse con cursos, se dió cuenta que no era tarde para cumplir los sueños que ellos tenían cuando se casaron.
Llegaron al restaurante de siempre, donde los conocen desde que son novios.
-¿Ya te desahogaste, mi amor? No dejaste de hablar en todo el camino - dice el esposo con tono amable.
-Ehhh - la esposa intenta enojarse y decir más, pero toda su frustración ya ha salido - si, pero, ¿qué bicho te ha picado? tú no eres así, tú respondes.
-Oh sole mio, te pido que me escuches, te contaré algo que te prometo esperas hace mucho tiempo.
Antes de poder responder, los dueños del restaurante los felicitaron por un aniversario que ambos habían olvidado y por un instante la esposa sintió que viajaba al pasado.
-¿Recuerdas cuando nos casamos? Teníamos tantos sueños, tantas cosas que queríamos hacer, teníamos nada por perder y justamente eso hicimos… pero entiendo que fue mi error no buscar más caminos, ser más creativo, y creer más en ti.
-Bueno, pero eso ya pasó, que se puede hacer - responde la esposa incómoda de ver que el hombre del que se enamoró cuando eran novios pero desapareció, ha vuelto.
-Después de mucho tiempo me di cuenta que aún es posible cumplir nuestros sueños, y ahora es mucho más fácil con la tecnología, así que - sacando su tablet - pasé mucho tiempo aprendiendo sobre finanzas, como crear una empresa, y comencé con la creación de la empresa que tanto querías crear, y justo ayer me confirmaron unos inversionistas que van a apostarle a tu idea.
Redención.
La primera vez que usé algo
Llevo dos días terrícolas en la tierra, una humana al ver que me perdí en el terreno que según ella le pertenece, me recibió en su casa llena de preguntas, diciendo que sabía que no estaban solos, me explicó amablemente cómo funcionan las cosas en este curioso planeta. Pero con afán me acaba de pedir que le cuide algo mientras sale a arreglar un asunto pendiente. No me esperaba lo que me daría para cuidar: un mini humano. ¿Acaso tienen varios tipos de humanos? Nunca me lo mencionó. Me pregunto qué hace. Le hablo pero me responde con palabras que no logro reconocer. ¿Cómo vive ella con alguien que no habla su misma lengua? Intento pasarle cosas para descubrir en que es útil, le paso un cuaderno pero lo tira al suelo, le paso un tenedor pero solo lo observa, le doy una pala y la toca con atención, le ofrezco un serrucho pero me niega con la cabeza, no le veo alguna utilidad. Nos observamos fijamente un rato, pero dándome por vencido, y pensando que no me entiende, le cuento un chiste de donde vengo, y para mi sorpresa, emite una carcajada. ¿Será que para eso sirven? ¿Para reírse de nuestros chistes cuando no hay nada que hacer? ¿Un alivio cómico? Olvidando mi soledad, sigo contando chistes, uno tras otro le causan risa y entre los dos nos reímos hasta que vuelve la humana.
Adivina el animal
Otra vez estoy amarrado al mismo palo de siempre, donde huele al metal del río que pasa al lado, me molesta que me la paso amarrado de palo en palo desde que empezaron a construir en el terreno. Cuánto extraño cuando podía andar libremente comiendo el pasto que yo podía elegir… solamente si huele fresco como, pero ahora me limita la soga de donde decidan ponerme, y he tenido que degustar nuevos olores hasta llegar a que se parezcan a la frescura que me gusta. Pero eso sí, se quejaban porque cuando estaba aburrido tenía mis arranques y mordía todo material a mi paso, yo solo quería comprobar cómo se sentía morder distintos materiales y cómo se sentían en mi lengua, sin ánimo de reemplazar mi pasto. Dicen que ya no tengo el mismo comportamiento de antes, pero ahora ando enojado con todos por no dejarme andar libre, por eso los empujo para que vean mi molestia, no es que busque que se caigan, se caen solos los pobres, y yo extraño empujar a mis compañeros. Ahora se acerca la hora de mi comida, pero percibo un olor nuevo, más fino que los anteriores, una muchacha me va a llevar, la miro fijamente esperando que entienda mi molestia, ojalá me lleve a un lugar con buen pasto. Pero, ¿y si quiere alejarme de mi pasto? Si es nueva será por algo. No se que quiera, pero yo solo quiero mi pasto, y como veo que es novata con las cuerdas, no desaprovecho la oportunidad y la empujo.