Una vez que la emoción de haber ganado la propuesta pasó, lo siguiente era poner manos a la obra y hacerlo realidad. Pero, ¿por dónde empezar? Es cierto que habíamos entregado una planificación del proyecto, sin embargo, al tratar de avanzar, nos dimos cuenta de que el proyecto dependería de otros factores, por ejemplo: los apicultores, los encargados de los lugares donde queríamos dar las charlas y de algo realmente inesperado: el lugar del mundo donde vivimos.
El Choque Cultural
Desde el inicio, fue evidente que dependeríamos de los apicultores locales. Necesitábamos su experiencia, sus recursos y su disposición para colaborar en las charlas y entrevistas. Pero no fue fácil ganar su confianza. La mayoría no nos escuchaba o no mostraba interés por implementar nada nuevo.
Uno de los primeros desafíos fue equilibrar las expectativas del mundo web3 con la realidad del campo y la apicultura. Web3 es rápido, todo fluye y el que no se mueve se quedará atrás, lleno de innovación. En contraste, la apicultura es una actividad tradicional, que se basa en ritmos naturales y un enfoque más pausado y metódico. Eso creó un abismo que, al inicio, no supimos enfrentar.
Además, no ayudó mi entusiasmo por web3. Cuando me presentaba, les hablaba de DAO, Blockchain, trazabilidad, tokenización, etc. Era el ímpetu de que conocieran este mundo maravilloso y lleno de posibilidades (mala idea).
Darnos cuenta de eso nos reveló que tendríamos que adaptarnos y bajar las expectativas. Tuvimos que encontrar maneras de presentar las ideas tecnológicas como algo simple. Por ejemplo, al hablar de trazabilidad y monitoreo de las colmenas a través de tecnología blockchain, requería traducir estos conceptos "técnicos" a términos prácticos y atractivos para ellos.
Cooperación
Un aspecto clave de nuestra búsqueda de cooperación fue asegurarnos de trabajar con apicultores que fueran respetuosos con las abejas.
En la apicultura, es posible maximizar ganancias a base de poner en riesgo a las familias. Queríamos evitar asociarnos con apicultores que solo estuvieran interesados en el negocio de la miel. La necesidad de encontrar apicultores comprometidos con una apicultura responsable y respetuosa se convirtió en un desafío adicional.
Clima
En el sur del país, la apicultura sigue un calendario muy específico y estacional. Nosotros originalmente somos de más al norte de Chile, donde pueden hacer fácilmente 2 o 3 cosechas de miel en el año sin causar daño a las abejas. Pero en el lugar donde vivimos se realiza 1 cosecha siendo respetuosos, y la segunda podría dejar débil a la familia de abejas para aguantar el invierno.
Cuando ganamos la propuesta, estábamos en plena época de cosecha de miel. Los apicultores estaban completamente enfocados en su trabajo y no tenían tiempo para considerar nuevas colaboraciones. Las prioridades en ese momento eran claras: asegurar una buena cosecha de miel y luego la venta, lo que significaba que cualquier otra actividad debía esperar.
Una vez terminada la cosecha, nos encontramos con otro obstáculo: la preparación para el invierno. Como mencionamos anteriormente, en nuestra región los inviernos son fríos y lluviosos, lo que implica que los apicultores deben preparar sus colmenas para asegurar la supervivencia de las abejas durante los meses más duros. Esto llevó a que no nos quisieran vender cajones con abejas porque no tendríamos cómo asegurar su subsistencia hasta el fin de la primavera. Fue un periodo de mucha frustración al ver cómo no podíamos cumplir con el objetivo primero, que era adquirir nuestras propias colmenas.
Como detalle final, nos vimos en la incertidumbre de cambiarnos de casa a otra región, lo que dificultaría el traslado de nuestro apiario si llegábamos a adquirirlo.
Dificultades Logísticas y Viajes
La falta de cooperación local nos obligó a ampliar nuestra búsqueda y modificar nuestra hoja de ruta. Seguir enfocándonos en adquirir nuestras abejas sería desgastante y poco productivo, por lo que decidimos prepararnos para el momento en que tuviéramos que cuidarlas.
Nos contactamos con apicultores con experiencia en el manejo respetuoso de abejas y pudimos concretar visitas de cooperación con dos de ellos que fueron destacables para nosotros, pero ninguno quedaba cerca de nuestro hogar.
APY HONNEY Dalcahue (Isla de Chiloe)
Esta pareja realiza talleres de apicultura orgánica, apiterapia, y productos naturales derivados de las abejas. Tomamos contacto con ellos y planificamos visitarlos.
El viaje fue de aproximadamente 140 kilómetros y, como es una isla, pasamos en un transbordador que demora aproximadamente 30 minutos por el canal de Chacao. Como es costumbre por acá, hubo mucha lluvia.
El primer día fue solo teórico; sin embargo, al día siguiente pudimos disfrutar del sol y aprender del manejo respetuoso de las abejas.
Como tarea de ese viaje, decidimos empezar a implementar un corredor biológico para no tener que medicar las abejas de forma artificial, sino fortalecerlas de forma natural.
MORA VILLA Cunco (Región de la Araucanía)
Tras un viaje de 450 kilómetros, nos reunimos con Francisco Mora. Es un apasionado por las abejas, su padre y su abuelo eran apicultores de la forma antigua, sin marcos ni cajones, directo de la naturaleza. Fue una visita enriquecedora. Nos entregó su experiencia de años y garantizó la cooperación con nuestro proyecto. Nos mostró sus cajones, visitamos la cooperativa a la que pertenece y un proyecto de sala de cosecha que están finalizando con un compromiso de calidad y sustentabilidad.
Finalmente, nos puso en contacto con un experto en crianza de abejas reinas que estuvo en sintonía con nuestro objetivo.
Por otro lado, ya dimos una charla a adultos mayores sobre la importancia de las abejas y cómo ayudarlas.
Esto es algo de lo que hemos estado haciendo, además de publicaciones en x farcaster e Instagram y que nos ha llenado el corazón.
Pero para darle sentido al titulo del articulo les contaremos algo que se volvió evidente para nosotros, pecamos...
Los Pecados Capitales del Desarrollo de Proyectos
Si, caímos en algunos "pecados capitales" del desarrollo de proyectos. Estos errores nos enseñaron valiosas lecciones y, aunque fueron difíciles de enfrentar, los hemos asumido con calma hasta diría que con cariño.
Pecado de la Sobrestimación: En nuestro entusiasmo inicial, habíamos subestimado la cantidad de trabajo y tiempo necesarios para implementar nuestras ideas. Pensábamos que podríamos avanzar rápidamente, pero la realidad era que cada paso requería más tiempo del anticipado. La sobreestimación de nuestras capacidades y recursos iniciales nos llevó a reevaluar nuestro cronograma y expectativas.
Pecado de la Comunicación Ineficiente: Otro error crítico fue no haber establecido una comunicación efectiva y clara desde el principio. Asumimos que lo que para nosotros era una oportunidad maravillosa de crecimiento y cooperación sería atractiva para todos. Tuvimos que simplificar el lenguaje, maquillar la parte técnica y no hablar tanto del proceso, sino enfocarnos en los resultados.
Pecado de la Falta de Adaptación: En mi afán por seguir al pie de la letra el cronograma, fui inflexible (esto fue un problema mío y no de mi esposa). La falta de adaptabilidad a las circunstancias cambiantes y a las retroalimentaciones de los apicultores nos costó tiempo y esfuerzo. Aprendí que la capacidad de ajustar mis expectativas y formas era crucial para el éxito del proyecto.
Pecado de la Falta de Investigación: Aunque estábamos comprometidos y apasionados por nuestro proyecto, inicialmente no hicimos la suficiente investigación. Algo tan trascendental como el lugar donde realizaríamos el proyecto pasó desapercibido por nuestros ojos. Este reconocimiento nos llevó a invertir más tiempo en investigar y finalmente asesorarnos por apicultores con experiencia en la zona.
Pecado de la Subestimación de la Resistencia al Cambio: Uno de los mayores desafíos fue enfrentar la resistencia al cambio. La comunidad de apicultores estaba acostumbrada a sus métodos tradicionales y, aunque nuestra propuesta tenía el potencial de mejorar su trabajo, no tendría por qué ser atractiva para ellos. Aprendimos que el cambio lleva tiempo y que necesitábamos ser pacientes y persistentes para ganar la confianza y el apoyo de la comunidad, además de ser realistas y alegrarnos por todos los pequeños logros.
Reflexiones Finales
A través de estos desafíos y aprendizajes, el proyecto Bee Nouns se fortaleció y evolucionó. En el primer artículo, hablamos de nuestros deseos de llevar a cabo esta idea y de nuestra determinación por cumplir con la propuesta en el tiempo establecido, a pesar de las dificultades que enfrentamos.
Sin embargo, nuestro compromiso va más allá de la ejecución del proyecto. Nuestra propuesta de vida es cuidar de las abejas y de la naturaleza en su totalidad. Sabemos que si no protegemos nuestro entorno, alguien mas lo hará, pero perderemos la conexión profunda que se establece al respirar aire puro, seguir el ritmo de la naturaleza y observar cómo todo se entrelaza para que los seres humanos podamos disfrutar de la vida. Con Bee Nouns, buscamos no solo generar impacto a través de la tecnología y la innovación, sino también fomentar un sentido de armonía con el medio ambiente que nos rodea.
Be Regen, Bee Nouns ⌐◨-◨